“Ahora permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y la caridad: pero de las tres, la caridad es la mas excelente de todas” (I Cor 13, 13).
La caridad es la esencia del testamento de Jesús. Es la plenitud de la Ley. Es la palabra calve del Evangelio. La caridad no es una consecuencia de la Fe, algo distinto y posterior a ella, sino el elemento constitutivo de la misma Fe. Nuestra Hermandad, de acuerdo con el espíritu cristiano que la conforma desde su fundación tiene uno de sus fines en el ejercicio de la Caridad como manifestación de Amor de Dios (artículo 3 de las reglas de nuestra Cofradía).
Para cumplir con el ejercicio de este fin, nuestra corporación cuenta con una vocalía responsable de gestionar y desarrollar todo tipo de obras asistenciales, destinadas preferentemente a nuestros hermanos, a la feligresía y a nuestro entorno y a los necesitados en general, sin hacer distinción por su lugar de origen, raza o religión.
Este espíritu caritativo viene determinado por nuestras reglas de Hermandad, quedando fijado en el artículo 3 de las mismas, así como en el 53 y venideros, hasta el 56. En estos se fija que la Cofradía destinará obligatoriamente al menos un 10% de sus ingresos ordinarios para los pobres o necesitados, principalmente a través de Cáritas parroquial o diocesana.
Para tal finalidad, la vocalía organizará todos aquellos actos internos que fomenten la vida social, cultural y humana de la Cofradía y mantendrá vivo el espíritu de fraternidad y solidaridad con los necesitados. Del mismo modo, organizará actos de convivencia para conocerse mejor entre sí, conocer los problemas que afecten a todos o algún grupo especial y fomentará la participación, desarrollando tareas comunes.